miércoles, 1 de abril de 2015

Miércoles Santo: en su deseada esperanza

   Preparar la mesa. Saborear el encuentro. Acallar los rencores y dejar paso a lo que una tarde les unió entre redes y barcas. Y en medio, el deseo de que quisieras celebrar la Pascua, tu Pascua, con ellos... con nosotros. No inútilmente esquivaron tu discurso. No inútilmente se hallaron dormidos. Pues «haber llevado el fuego un solo instante razón nos da de la esperanza».

   NO INÚTILMENTE

   Contemplo yo a mi vez la diferencia
   entre el hombre y su sueño de más vida,
   la solidez gremial de la injusticia,
   la candidez azul de las palabras.
   No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
   que no son suficientes las palabras
   para hacernos más libres.

   Te respondo
   que todavía no sabemos
   hasta cuándo o hasta dónde
   puede llegar una palabra.
   Quién la recogerá ni de qué boca
   con suficiente fe
   para darle su forma verdadera.

   Haber llevado el fuego un solo instante
   razón nos da de la esperanza.
   Pues más allá de nuestro sueño
   las palabras, que no nos pertenecen,
   se asocian como nubes
   que un día el viento precipita
   sobre la tierra
   para cambiar, no inútilmente, el mundo.
José Ángel Valente


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