sábado, 4 de junio de 2016

Un corazón por Dios tocado...

   Hoy celebramos la fiesta del Corazón de María. Nosotros, hijos de su Corazón, misioneros claretianos, no podemos dejar de agradecer lo que supone para nosotros esta dimensión de nuestra vida. Ser sus hijos es ser hombres que guardan todo en el corazón y que, desde él, viven la misión. Como ella, fiarse de la Palabra. Como ella, señalar al Hijo. Como ella, seguir cumpliendo el plan de salvación de Dios para la humanidad. Con ella hoy celebramos que Dios nos sigue cuidando y sosteniendo. Con ella queremos seguir sirviendo a la Palabra, misioneramente, ardientemente... ¡Feliz día del Corazón de María!

Un corazón valiente,
capaz de fiarse del todo
creyendo al Todo.

Un corazón abierto,
que ama lo distinto
y crece en lo pequeño.
Un corazón de mujer,
entregado y fiel,
que danza al soplo del Espíritu.

Un corazón de Madre,
ardiendo en misericordia
que cuida lo débil fortaleciendo desde dentro.

Un corazón de discípula,
siguiendo las huellas del Maestro,
agradeciendo su cumplida promesa,
guardando su eterna Palabra.

Un corazón misionero
volcado a Su querer y al mundo,
que extiende sus brazos para su cuidado.

Un corazón que es
hogar de la Palabra,
paso firme, libre y decidido,
canto agradecido
y encuentro con el Misterio.

Éste es el Corazón de María.
Éste, del que somos sus hijos.
Éste, donde vivimos y nos formamos.
Este Corazón es el que queremos para el nuestro.
Sé tú, María, la fragua ardiente
donde nos configuremos con el Hijo.
Amén.