domingo, 28 de febrero de 2016

Tenme paciencia, Señor mío...


Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
La misma con la que Tú amasaste mi barro
y soplaste en mi rostro aliento de vida para que existiera.

Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
La misma con la que Tú creciste,
con la que Tú te hiciste hombre,
con la que Tú viviste entre nosotros.

Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
La misma con la que hermoseas mis brotes frágiles
y fortaleces las ramas que los sustentan.

Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia,
porque no siempre atiendo el tiempo de cosecha
ni tampoco me preocupo de lucir florido
la belleza con la que bendices mi copa.

Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
Bendíceme con la tuya,
la que siempre ha estado presta a acogerme alejado
y a abrazar cada una de mis betas.

Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
Permíteme ser tan paciente como Tú eres conmigo.
Porque aun esperando Tú más de mí que yo mismo,
sólo la vida brota con toda su fuerza
cuando tu tiempo es también el mío. 


domingo, 21 de febrero de 2016

Qué tendrá Tu rostro de Luz...


Qué tendrá el rostro que tanto revela.
Qué tendrá el rostro radiante que tanto ensancha.
Qué tendrá el rostro de luz que tanto impulsa. 

Qué tendrá Tu rostro, Señor, que tanto nos reveló.
Tanto,
que ni hablar supimos,
que ni responder pudimos.
Tanto,
que sólo el silencio guardó
lo que se dijo de nuevo.
Tanto,
que aún siendo otro eras el mismo;
el tan nuestro y el siempre Eterno,
el que hasta el extremo nos amó.

Tu rostro,
el cambiado,
el transfigurado,
el del Amor derramado
y la Luz habitable;
el de la Esperanza cierta
y la Vida inapagable.

Tú, el del rostro transfigurado,
por el que clamó el cielo
y la voz resonó.
Tú, el amado.
El Único capaz de hacernos transfigurados.
El Único capaz de acompañar, lleno de luz, nuestros pasos. 
El Único que por amor se entregó...


domingo, 14 de febrero de 2016

Contigo, Señor, aunque se me tiente


No puedo pedirte, Señor, que no se me tiente.
No puedo pedirte, Señor, que me ahorres este trago,
   que mi vida sean rosas y vino,
   que sea impasible ante el dolor del otro,
   que te olvide cuando quiera
   y te recuerde cuando me convenga.

Pero sí puedo pedirte y te pido, Señor de la Vida,
   que sepa serte fiel en la prueba.
Puedo pedirte que sepa ser más como Tú para ser más yo,
  amando el barro de mi vida y la noche que atravieso.
Puedo pedirte que me hagas verme como Tú me miras,
  que en mi boca pongas palabras decididas
  y en el corazón la misericordia de tus deseos. 
Puedo pedirte que no me dejes caer en la tentación,
  que fortalezcas lo débil en mí,
  que tu gracia me baste, 
  que no dude de haberme fiado. 

Puedo pedirte, Señor, que te quedes conmigo.
Puedo pedirte, Señor, que te quedes. 
  Que te quedes sin irte, 
  que me acompañes sin dejarme,
  que seas Tú sin que yo te pierda,
  que a tu paso, me adentre. 
   En el desierto y en la tormenta,
   en la noche y en la tarde,
   en el duelo y en el luto,
   en el ayuno y en la abundancia.

Contigo, Señor, aunque se me tiente. 





martes, 9 de febrero de 2016

Cambiando: cuaresma 2016 - Change: lenten season 2016

  
   Aunque no siempre lo digamos, nos gustan los cambios. Tienen un toque de novedad, de riesgo, de inquietud. Como si llevarlo a cabo supusiera un desafío pequeño en medio de una aparente normalidad. Y esto a distintos niveles: desde un inocente corte de pelo, pasando por un nuevo modelo de gafas hasta la firme decisión de no enfadarte a la primera de cambio. Efectivamente, estos últimos son los más importantes. Los más profundos. Los que exigen de nosotros una dosis de realismo, de confianza y de libertad mayores. No siempre somos del todo conscientes que los cambios son buenos, hasta cuando una parte de nosotros queda sujeta en la incertidumbre: ¿seré capaz de lograr lo que me propongo? ¿No estaré arriesgando demasiado? ¿Y si me quedase aguardando bajo la excusa de 'virgencita, virgencita, que me quede como estoy'? Ahora bien, no te vamos a engañar. Decidirte a hacer un cambio en tu día a día es difícil. Difícil, sí. Imposible... no. Me temo que no es imposible. Ya lo escribió el evangelista: «para Dios no hay nada imposible» [Lc 1, 37].

  Though we do not say it that much, we want changes. They have a touch, a detail of newness, of risk, of restlessness. It appears like having it done supposes a small challenge in the midst of what is normal. And this is in different levels: from an innocent haircut to the newest model of eyeglasses and even to making a firm decision of not being angry for these changes. Without a doubt, these are important. Even more profound are those which demand from us a dosage of being realistic, of confidence and of freedom. We are not always aware that these changes are for the better until they make us uncertain and ask ourselves: Am I capable of doing what I propose? Is it not asking me too much? And excusing myself and say “I´d better remain as I am”? We are not going to deceit you. To decide that you make a change each day is tough. Tedious, yes. Impossible, no. I doubt that it is not impossible. The evangelist already wrote: “for God, nothing is impossible.” (Lk 1: 37).

   Hoy comenzamos un tiempo especial: la cuaresma. Cuaresma es pararte y ver qué es lo que necesita en mí un cambio. Pero no es cambiar por cambiar, sino conocer qué es aquello que me hace menos yo para ser más como Jesús. O lo que es lo mismo: convertirse para creer de lleno en el Evangelio. Eso será lo que hoy te digan cuando te impongan la ceniza sobre la frente... ¿y por qué ceniza? No es casualidad: ya desde antiguo era usada por quienes públicamente querían cambiar: reconciliarse con ellos mismos, con Dios y con los demás, convertirse en lo que realmente estaban llamados a ser. Es un gesto sencillo que nos recuerda tradiciones que cuentan con siglos de historia. Es poner sobre ti la certeza de que siempre podríamos ser mejores, siempre podríamos ser más parecidos al corazón de Dios. Sin grandes ceremonias ni gritos penitentes, sino con la amabilidad que regala la verdad de sabernos pecadores (ya sabes, menos tú mismo) y que necesitamos de Dios para seguir adelante (recuerda, más como Jesús, más tú mismo). Y Dios, que nos conoce mejor que nosotros mismos, hará posible el milagro: hacernos más como Él nos quiere. Él, mejor que ningún coach actual, sabe cómo poner en valor lo que no está del todo bien en nosotros para que sea la forma de Jesús quien vaya apareciendo poco a poco.
   
   This day marks the beginning of a special season: the lent. Lenten season is to stop and see the things that one has to change. It is not changing for the sake of changing. It is to acknowledge that which makes the “me” lesser and to be more like Jesus. That is the same thing as to change and believe in the Gospel. This is what is said as the priest imposes the ash on our foreheads. And why ash? It is not by chance: since time in memoriam, ash is already used by those who publicly announce that they want to change: to be reconciled with himself, with god and with others, to be converted and to be what they are really called to be. That is a simple gesture that reminds us of traditions and centuries of history. It is to impose on us the certainty that we can always change for the better, that we can always be more like the heart of God. Without extravagant ceremonies, without penitential shouts. But with the tenderness that the acknowledgment of being sinners gives and that we are in need of God to be able to continue journeying. And God, who knows us better more than we do, will make the miracle: to make us more like Him as he wishes. He, unlike any other actual coach, knows how to value those that are not-so-good in us so that they can be like Jesus little by little.

  Nos animamos mutuamente a vivir este tiempo especial. Cuarenta días para fijarnos bien en Cristo para que, cuando llegue el tiempo de Pascua, podamos entrar aún mejor en el misterio de su pasión, de su muerte y de su resurrección. Todo va de la mano... pero conviene no saltarse los pasos. Poco a poco, sin prisas. Hoy toca dejarnos alcanzar por la ceniza que nos recuerda nuestra necesidad de cambio para ser más como Él... ¡y no es poco!

  We mutually remind each other in living this special season. Forty days to fix well our gaze on Christ so that when the Easter season comes, we can even enter more in the mystery of his passion, and of his death and resurrection. Little by little, no need to hurry up. Today let us allow ourselves be imposed by the ash which reminds us of the necessity to change and to be more like Him. And that is already a big step!

  Dejarse hacer por Él.
  Dejarnos convertir por Él.
  Dejarnos parecer a Él.

  ¿Te animas a este cambio? ¿Te unes a este mirarse por dentro para mirarle mejor a Él? No olvides que Él ya te está mirando para acompañar tus pasos... ¡Feliz cuaresma!

  Allow yourself to be made by Him.
  Let us allow ourselves to be changed by Him.
  Let us allow ourselves to be like Him.
   

   Do you welcome this change? Do you unite yourself in this act of looking what is within so that we can look at Him better? Do not forget that he is already looking at you to accompany you in your steps… a meaningful Lenten season!


¡Felices cinco años, Tuentodos!


   Cuentan las crónicas que no ocurrió nada en especial en la semana del 10 al 15 de febrero del año 2011. Sin embargo, para esta comunidad sí. Fue el tiempo en el que con ganas y esfuerzo se plasmó el proyecto sobre cómo esta pequeña familia tuviera un hueco en Internet. Se soñó como un espacio amplio y vivo donde todo aquel que quisiera entrar encontrase una luz –pequeña o grande–, un interrogante, una ilusión en el camino de la fe. De eso ya hace cinco años… ¡y hoy queremos celebrarlo!
   Desde esta comunidad de Misioneros Claretianos en formación de Colmenar Viejo renovamos la pasión con la que tratamos de anunciar el tesoro que encontramos en el centro de nuestra vida: Jesucristo y su evangelio. Queremos seguir ofreciéndote palabras e imágenes que, con sencillez, den cuenta de la belleza que desborda nuestras vidas. Queremos ser, con naturalidad, reflejo de Quien nos llamó a su seguimiento. Queremos compartir contigo pistas para encontrar este Tesoro que nos vive y así alegrarnos juntos al encontrarlo. Impulsados por el Espíritu que derrama el don de la sensibilidad y la creatividad en los hermanos, guiados por la luz suave que es María en nuestro camino de discipulado, queremos seguir haciendo vida contigo.
   Gracias por seguir ahí. Gracias por confiar en Él. Gracias a todos los que habéis colaborado de una forma u otra para que este proyecto creciera, desde una rápida visita hasta colaboraciones constantes. Gracias a los hermanos claretianos que iniciaron este proyecto y que, sin duda, se seguirán alegrando con nosotros y compartiendo la vida que expresamos en el blog. Gracias por estos cinco años, por todo lo compartido y lo desvelado.
   Y gracias a ti, querido seguidor, querida seguidora: gracias por hacernos creer que el proyecto de evangelización a través de todos los medios (tan claretiano) es posible porque nos animas a seguir. Que el Señor Jesús, el Buen Pastor y Rostro de la Misericordia, nos siga animando cada día más a vivir con radicalidad y pasión este sueño misionero… ¡Bienvenido de nuevo a tu casa!