domingo, 14 de febrero de 2016

Contigo, Señor, aunque se me tiente


No puedo pedirte, Señor, que no se me tiente.
No puedo pedirte, Señor, que me ahorres este trago,
   que mi vida sean rosas y vino,
   que sea impasible ante el dolor del otro,
   que te olvide cuando quiera
   y te recuerde cuando me convenga.

Pero sí puedo pedirte y te pido, Señor de la Vida,
   que sepa serte fiel en la prueba.
Puedo pedirte que sepa ser más como Tú para ser más yo,
  amando el barro de mi vida y la noche que atravieso.
Puedo pedirte que me hagas verme como Tú me miras,
  que en mi boca pongas palabras decididas
  y en el corazón la misericordia de tus deseos. 
Puedo pedirte que no me dejes caer en la tentación,
  que fortalezcas lo débil en mí,
  que tu gracia me baste, 
  que no dude de haberme fiado. 

Puedo pedirte, Señor, que te quedes conmigo.
Puedo pedirte, Señor, que te quedes. 
  Que te quedes sin irte, 
  que me acompañes sin dejarme,
  que seas Tú sin que yo te pierda,
  que a tu paso, me adentre. 
   En el desierto y en la tormenta,
   en la noche y en la tarde,
   en el duelo y en el luto,
   en el ayuno y en la abundancia.

Contigo, Señor, aunque se me tiente. 





1 comentario:

  1. Es hermoso, grande, consolador, alentador. La suerte del cristiano es inseguridad con los hombres, seguridad con Dios. Gracias por acompañar en el riesgo, por comprender lo que no es de este mundo. Gracias por las palabras justas. Gracias por vivir en el Espíritu.

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