domingo, 30 de septiembre de 2012

¡De vuelta!


     Después de muuucho tiempo... ¡ESTAMOS DE VUELTA!

     Ha pasado el verano, época en que esta comunidad se dispersa para volcarse en actividades apostólicas y también para descansar. Hemos participado activamente en colonias con niños, en campamentos de verano con adolescentes y en el Camino de Santiago con jóvenes. Hay quien ha aprovechado el verano para aprender inglés por las Islas Británicas. Algunos hemos podido pasar un tiempo con nuestras familias (en Salamanca, Segovia, Bilbao, Vietnam, Camerún, etc.); otros hemos descansado visitando diversas comunidades claretianas de España (les damos las gracias desde aquí por su acogida). En fin, un verano lleno de nombres y en búsqueda de Dios.



     Ahora estamos de vuelta para comenzar un nuevo curso. Algunos han dejado la comunidad formativa intercultural de Colmenar para comenzar el noviciado en Granada (José, Kiko, Jorge); otros se han marchado a sus nuevos destinos tras acabar los años de estudio de la Teología (Joan -que está en Cataluña- y Gilles -que no tardará en volar hacia Canadá-). A todos ellos, muchas gracias por lo vivido juntos y mucho ánimo en lo que emprendéis. También ha llegado a nuestra casa hace unas semanas un nuevo compañero desde Rusia, Igor, a quien damos la bienvenida también en este blog. Y el resto seguimos en camino en esta comunidad de hermanos, tratando de vivir el Evangelio y de encendernos en el Fuego del Amor de Dios como misioneros claretianos...
     
     Desde ahora, ponemos el curso en manos de Dios y de María. Aquí estamos, Señor, para ir descubriendo cómo seguirte más y mejor...

Una vez más,
aquí me tienes.
Aquí estoy, Señor,
tratando de descubrir cómo seguirte.
Enséñame a acoger el Espíritu
que sopla donde quiere.
Enséñame a olvidar lo que me sobra,
aquello que acumulo sin razón.
Enséñame a callar lo que me aturde,
el estruendo que no me deja oírte.
Enséñame a apartar lo que me aleja,
la tristeza gris que me nubla tu rostro.
Enséñame a cortar lo que divide,
aquello que separa lo que tu amor ha unido.
Enséñame a quitar lo que despista,
lo que descentra mis manos del servicio.


Enséñame, Señor, a apreciar lo que otros viven,
lo mucho y bien que siembran en tu nombre.
Enséñame a discernir lo que yo vivo,
todo aquello que mueve mi existencia,
lo que anuncio y predico de ti cada jornada.
No sea que, buscando ser testigo,
me haya convertido sin saberlo
en escándalo para estos pequeños,
mis hermanos.
No sea que tenga tu nombre entre mis labios
pero mis ojos contemplen otros rostros,
mi corazón se rinda a otros señores
y mis pies dibujen otros caminos.
Ajenos a ti, distantes de tu Reino.


Aquí estoy, Señor,
tratando de aprender cómo seguirte.
Ojalá venga el Espíritu a raudales
y todo se transforme por tu gracia.
Ojalá se me haga entraña tu Palabra
y todo en mí apunte a tu misterio.
Amén.