domingo, 29 de abril de 2012

Oveja encontrada



Me siento oveja sola en medio de los campos.
Seguí a muchos pastores. Entré en muchas majadas.
Me prometieron pastos y reposo,
sombra en días de sol, techo en días de lluvia.
Aún me lo prometen.
Pero me siento solo en medio de los campos.
Veo venir los lobos y nadie me consuela.
Por fuera, van y vienen tempestades:
traiciones, desengaños, vacíos y abandonos.
Por dentro, van y vienen soledades:
dolores, impaciencias, rencores y cansancios.
Veo venir los lobos y nadie me libera.
Me siento oveja sola sedienta de que vengas.

Has llegado sin fastos. Me has mirado sin prisa.
Has querido llamarme porque sabes mi nombre.
Soy oveja encontrada por tu gran corazón.
Compasión y servicio.
Consuelo y donación.
Y ya no hay nada más.

Señor, aquí me tienes, dócil a tu cayado.
Eres el pastor bueno con quien deseo estar.
Camino tras tus huellas, con tu rostro delante,
descubriendo en tus gestos la entrega de la vida.
Eres el pastor bueno con quien aprendo a amar.
Tu grave voz me muestra los pastos más sabrosos
tus brazos son aprisco donde dejar mis miedos.
Eres el pastor bueno de quien viene la paz.
Poco a poco conozco tus andares, tus manos
y de ti voy al Padre que también me conoce.
Eres el pastor bueno con quien saberse hijo.
Me ayudas a brincar entre fríos picachos,
me enseñas a afrontar los días como vienen.
Y también me descubres que allá en el horizonte,
más allá de esta tierra a veces tan sombría
nos esperan praderas siempre reverdecidas
donde tus pobres sayos alumbran sin descanso.


Esto poco que soy a tu querer lo dejo,
haz de mí cuanto gustes y vuélveme fecundo.

Deseo ser hermano de quien venga al redil,
compañero cercano de todos cuantos llames.
Y buscar a tu lado, por montes y llanuras,
a los muchos que aún viven desesperados
entre tantos pastores que sólo venden aire.
Ellos se sienten lejos, olvidados y solos
en medio de los áridos campos de la vida.
Pues sólo Tú, Señor, eres el pastor bueno.
Y por tu gran amor soy oveja encontrada.
¡Vayámonos, Jesús, que crezca tu rebaño!

viernes, 27 de abril de 2012

Retiro agradecido

     El martes pasado los estudiantes de esta comunidad tuvimos un tiempo reposado de retiro. La invitación fue simple y honda:
descubrir la vida rebosante que nos llega del Dios resucitado,
para agradecer que hay siempre una silla al lado de la nuestra,
aunque la veamos vacía y no acertemos a vivir en su presencia;
para asombrarnos de que, con Él,
el café de cada día se vuelve extraordinario;
para entrar en la luz maravillosa
que restaura el color de nuestra vieja madera...

Gracias, Padre bueno,
porque eres como un sauce en primavera:
el peso del amor dobla tus ramas
y te vuelcas entero hacia nosotros
hasta tocar revercido nuestra tierra...





Esta mañana
enderezo mi espalda,
abro mi rostro,
respiro la aurora,
escojo la vida.

Esta mañana
acojo mis golpes,
acallo mis límites,
disuelvo mis miedos,
escojo la vida.

Esta mañana
miro a los ojos,
abrazo una espalda,
doy mi palabra,
escojo la vida.

Esta mañana
remanso la paz,
alimento el futuro,
comparto alegría,
escojo la vida.

Esta mañana
te busco en la muerte,
te alzo del fango,
te cargo tan frágil,
escojo la vida.

Esta mañana
te escucho en silencio,
te dejo llenarme,
te sigo de cerca,
escojo la vida.

[Benjamín González Buelta]


¿Cómo podremos agradecerte
si somos incapaces de saber
todo lo que hemos recibido?

¿Por qué me escogiste para existir
entre posibles seres infinitos?

¿Quién podrá catalogar ahora
lo que Tú nos das en un segundo?

¿De quién fueron las manos y el cansancio
que asfaltaron la calle en que camino?

¿Cuántas veces en lo oscuro detuviste
nuestra vida al borde del abismo?

¿Cómo la vida eterna dentro de mí
ya impregna de infinito mis instantes?

¿Si todos somos don unos para otros,
bastará que entone yo solo mi canto?

¿Sólo Jesús resucitado podrá darte gracias
y nosotros unirnos a su canto de alabanza?

[Benjamín González Buelta] 


jueves, 19 de abril de 2012

Una experiencia ardiente de Semana Santa...

«Porque para mí la vida es Cristo
y morir significa una garantía»
(Flp 1, 21)

     Dista mucho mi experiencia de la de quien así expresaba la suya viendo el final de sus días. Sin pretender tomar estas palabras como reflejo de lo vivido, de algún modo encuentro inspiración en ellas para recordar lo visto y oído, lo vivido estos días de Semana Santa.

     Preocupación, angustia, desazón… marcaron la tonalidad de cada amanecer; que en la reunión de los hermanos para celebrar la Cena, la Pasión y Muerte, y la Resurrección de Nuestro Señor tornábanse calma, sosiego y esperanza. No voy a pararme en cada una de las jornadas. Sí vuelvo a recordar que en un principio pensé que me vería abocado a quedarme sumergido en pasión y muerte; esto es, en llanto, dolor y desesperanza, pues la vida misma resulta un reflejo de todo ello. Con todo, lo vivido me lleva a deciros:

     - Hubo despedidas amargas, pero no sin entusiasmo grande por saber "que tengo algo que ver con Él" mientras lavaba los pies; y hubo abandonos, pero no sin feliz promesa de Su viva presencia y compañía en Cuerpo y Sangre. [Jueves Santo]

     - Hubo sufrimiento, llanto y angustia, también odio, acusaciones y condena, anuncio preclaro de que algo moría; pero no sin que la última de mis palabras dejara de ser "en tus manos lo encomiendo todo, Padre". [Viernes Santo]

     - Hubo incomprensión, miedo y duda; pero no sin que escuchase el primer anuncio a la puerta del sepulcro vacío: "No os asustéis… Ha resucitado; no está aquí… Id a Galilea, allí le veréis". [Domingo de Resurrección]


     Sí, hubo despedida amarga y abandono; hubo sufrimiento, llanto y angustia; hubo odio, acusaciones y condena; también hubo incomprensión, miedo y duda… En lo visto y oído, en lo vivido esos días, hubo todo esto; y diré, sin poder negarlo, que lo seguirá habiendo. Ahora, de camino a Galilea quiero ponerme a “nacer de nuevo”, allí le veré Vivo, Resucitado, Amor Eterno.

P. José Manuel Sueiro

martes, 17 de abril de 2012

Encuentro de Estudiantes Fátima 2012



     Los días 13, 14 y 15 de abril de 2012, la Casa de Acogida y Espiritualidad de Fátima [Misioneros Claretianos] recibió a los formandos claretianos de la Península Ibérica. Como cada año, los estudiantes de Iberia nos juntamos para reflexionar, compartir, orar y celebrar nuestra vocación en torno a algún tema de interés para nuestra formación cristiana claretiana. Este año, haciéndonos eco de la gracia eucarística que recibió S. Antonio María Claret hace 150 años en La Granja de S. Ildefonso (Segovia), el tema elegido fue Eucaristía y Vida. El encuentro estuvo dinamizado por nuestros hermanos de Portugal (organismo anfitrión) e iluminado por el P. José María Hernández, formador en Granada y profesor de Sacramentos en esta misma ciudad. Además, este año nuestro encuentro se vio enriquecido con la presencia de los postulantes de Portugal, Bética y Santiago, que se reunieron por primera vez con el P. José María Bolívar, maestro de novicios, y de los formandos que se preparan para recibir las órdenes, cuyo encuentro estuvo dirigido por el P. Luis Ángel de las Heras y acompañado por el P. Josep Armengol, prefectos de formación y espiritualidad de las provincias de Santiago y Cataluña respectivamente. Resumiendo: 36 claretianos profundizando y celebrando juntos esta hermosa vocación que hemos recibido.


     Como viene siendo habitual, el encuentro fue denso y concentrado: estuvo jalonado de charlas, momentos de reflexión personal, diálogo en grupos y en plenario, oraciones, eucaristías, paseos al santuario de Fátima, tiempo distendido para charlar y compartir... Con la impronta especial, este año, de la Eucaristía (por el aniversario) y de María (por el lugar), dos pilares de la experiencia espiritual del P. Claret.

     Decía el P. Claret de la eucristía en Carta ascética:

     "Al que comulga bien le sucede lo que a la barra de hierro que se mete en la fragua, donde se convierte en fuego; sí, asímismo queda endiosada el alma que comulga bien: el fuego al hierro le quita la escoria, la frialdad natural, la dureza, y le pone tan blando que lo llega a derretir y se amolda al gusto del artífice. Otro tanto hace el fuego del amor divino en la fragua de la comunión al alma que comulga bien y con frecuencia: le quita la escoria de las imperfecciones, la frialdad natural, la dureza de su amor propio, y la pone tan tierna y blanda que se amolda completamente a la voluntad de Dios en todo y por todo, y así dice como Jesús al eterno Padre: Hágase tu voluntad y no la mía".
 

     Con esta sencilla crónica, agradecemos lo vivido estos días: a Dios y a nuestros hermanos de Cataluña, Bética y Portugal. Y, sobre todo, renovamos nuestro deseo de seguir creciendo como misioneros que entienden su vida como la de Jesús-Eucaristía: comunión total con el Amor de Dios Padre que nos hace hijos entregados, hermanos de los hombres, Pan partido para la vida del mundo. Que aprendamos, como Él, a hacer vida estos hermosos versos de Pedro Casaldáliga:

"Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.

EI vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía".



domingo, 8 de abril de 2012

Que corren a contarlo... [Domingo de Pascua 2012]

Salieron prestos del mar de Galilea.
Entraron orantes en la sinagoga.
Bailaron felices en las bodas.
Viajaron cansados en la barca.
Cruzaron hambrientos las espigas.
Bajaron radiantes del Tabor.
Atrajeron el polvo del camino.
Se sintieron embriagados de perfume.
Subieron inquietos a Jerusalén.
Saltaron de júbilo entre ramas de olivo.
Se dejaron acariciar por la toalla.
Cenaron conmovidos en la mesa.
Durmieron agotados en el Huerto.
Vacilaron de miedo en el pretorio.
Huyeron aprisa del Calvario.
Se escondieron encogidos en la casa.
Temblaron de espanto sobre el jergón.
Maldijeron lo andado.
Quisieron regresar.
Y, en un suave repente,
Él los sanó con sus vendas,
los amó con sus llagas,
los mesó con su pelo ensangrentado,
los vivió con su Luz.
Se han deshecho los grilletes,
nada puede controlarlos.
Pies de mujer que corren a contarlo...

sábado, 7 de abril de 2012

Silencio preñado [Sábado Santo 2012]

Fotografía de Belén García de la Vega
De pavor.
De complicidad.
De deseos.
De cansancios.
De manipulación.
De espera.
De indiferencia.
De frío.
De inquisición.
De pérdidas.
De quizás.
De imposibles.
De cerrazón.
De bálsamos.
De jirones.
De fe.
De niebla.
De paredes.
De ventanas.
De hospedaje.
De amor.
No todas las noches
paren alboradas.
No todos los silencios
alumbran cantos.
Padre trémulo,
¿de qué está preñado el mío?

  

viernes, 6 de abril de 2012

Mirad el Árbol de la Cruz [Viernes Santo 2012]

Fotografía de Belén García de la Vega
Del árbol roto,
anclado en sus raíces a la tierra toda;
del árbol aún verde
en plenitud de brotes esparcido;
del árbol del que tantos han comido
cuajado de perdones
sacaron, aún caliente, tu madero.
De polvo y llanto.
De muerte y de destierro.

Con cada golpe el leño te acogía,
abría entre sus vetas
una cuna de astillas y de miera.
Cuna para el dolor, para tus venas.
Con cada grito de hombre desgarrado
se hundía un poco más
tu cuerpo en la madera.

Bajaba agua salada de tus cuencas
entre los surcos
abiertos en la leña.
Entre el espanto arado por el odio
caían tiernos
los frutos de tus brazos.
Rodaban gotas como de fuente clara
buscando un corazón.
Cerrabas tu mirada.

Vencido de ceniza,
trituradas tus ramas para el fuego,
ardías en la noche, ascua viva,
rendido de ternura.
Eras brasa encendida,
trozo de cruz caldeado,
madera crepitante en todos los abrazos,
corteza gris, almendra anaranjada.

Misterio de dolor
Amor
en medio de los árboles talados.

jueves, 5 de abril de 2012

Que tanto amor se agache [Jueves Santo 2012]

Fotografía de Belén García de la Vega
¿Tú a mí? Jamás.
Yo te dije que sí.
Y siempre te he seguido.
Y yo te defendí.
Hablé de ti con voz entusiasmada.
A veces no entendí, pero te creo.
Yo te reconocí como Mesías.
Y yo te acompañé
en todos los momentos.
¡Estuve en el Tabor!
¡Y te invité a mi casa!
Yo levanté las palmas a tu paso.
Yo he preparado el pan,
el vino y el cordero.
Y no sé dónde vas,
pero yo iré el primero.
¡Por ti, Señor, daré lo que más quiero!
¿Y tú quieres lavarme?
¡Jamás pondré mis pies en el lebrillo!
Despacio, le miró,
 como al amigo torpe pero bueno.
Para subir conmigo hasta el Lagar
hay que saber dejarse descalzar.
Pedro, tú no has de amar
si no lavo tu barro hasta el extremo.
Aprende a decir "tú",
que tanto amor se agache
y toque el suelo.

miércoles, 4 de abril de 2012

¿Y tú me lo preguntas?

¿Soy yo, Maestro?
¿Y tú me lo preguntas?
De la curiosidad a la fascinación.
De la fascinación al entusiasmo.
Del entusiasmo a la ilusión.
De la ilusión a la alegría.
De la alegría a la serenidad.
De la serenidad a la confianza.
De la confianza al seguimiento.
Del seguimiento al compromiso.
Del compromiso a la radicalidad.
De la radicalidad a la exigencia.
De la exigencia a la autosuficiencia.
De la autosuficiencia a la imposición.
De la imposición al desprecio.
Del desprecio al descontento.
Del descontento a la lejanía.
De la lejanía al recelo.
Del recelo al miedo.
Del miedo al disimulo.
Del disimulo a la huída.
Ésta es tu historia.
La línea es tan estrecha...
Perderse tan sencillo...
¿Soy yo acaso, Maestro?
¿Y tú me lo preguntas?
Y Judas le besó.


martes, 3 de abril de 2012

El Pan entre los dedos...


Fotografía de Belén García de la Vega
  Todavía nadie estaba fuera.
No había puestos vacíos en la mesa.
Ni huecos ni desgarros en el corazón.
Aunque Él todo lo sabía.
Aunque ellos todo lo negaran.
Todavía nadie estaba fuera.
Los había amado tanto...
Pero ellos ya no le miraban.
Pedro y su inquietud.
¿Quién es? ¿A dónde vas?
¿Por qué no puedo? ¡Daré mi vida!
Preguntas, impaciencia,
valentonadas, autosuficiencia.
No entender nada
y querer cubrir el dolor con las palabras.
Judas y su miedo.
Untar el pan, salir corriendo.
Silencios, ingratitud,
temeridad, desconcierto.
No entender nada
y querer cubrir el dolor con el dinero.
Él lo sabía todo, Él les amaba tanto.
Todavía nadie estamos fuera.
Todavía podemos adentrarnos.
Descansar en su pecho conmovido,
donde aún mana su Sangre enamorada.
Todavía nos queda el Corazón
y el Pan entre los dedos.


lunes, 2 de abril de 2012

Prendido en mis cabellos...

Entró por la misma puerta.
Sin llamar, como otras veces.
Pasó al zaguán de siempre
pero ya de otra manera.
Le invitaron a cenar días antes de la Cena.
Y allí también estaban todos.
Judas, el receloso.
Marta, la hacendosa.
Lázaro, el agradecido.
María, la desbordante.
Jesús, el Amor de los amores.
Allí estábamos todos.
El frasco se rompió
-quebraron su Cuerpo-;
el perfume se vertió
-derramó su Sangre-;
engujaron sus pies
-se ciñó la toalla y se puso a lavarles-;
le ungieron con nardo
-lo bajaron y lo cubrieron de aceites-;
el aroma se extendió
-las mujeres corrieron con la Noticia-;
inundó toda la casa
-llegó hasta los confines del mundo-.
Y guardo su olor
prendido en mis cabellos...