sábado, 1 de octubre de 2011

Comentario al evangelio 2 de octubre de 2011

     Comenzamos octubre, el mes misionero por excelencia. Hoy recordamos a Sta. Teresa de Lisieux, patrona de las misiones, una mujer de vida sencillísima pero apasionante. Junto a ella, nos disponemos a celebrar agradecidos la presencia en nuestro mundo de todos los hombres y mujeres que entregan su vida al servicio del Evangelio. Singularmente, este mes nos sentimos agradecidos por los misioneros claretianos y pedimos a Dios que les haga fecundos en su vida y en su tarea. Desde este comunidad formativa queremos expresar la significatividad que este mes tiene para nosotros compartiendo cada semana una pequeña reflexión acerca del evangelio del domingo. Aquí dejamos la primera. Feliz octubre misionero claretiano...

--ENTRAR EN EL LAGAR--   

     Es casi imposible escuchar el evangelio de hoy y no sobrecogerse con la actitud de los labradores homicidas. Se nos van los ojos hacia ellos como cuando nos asomamos a un abismo al que no podemos dejar de mirar: pensamos que es imposible que los hombres de fe caigamos en semejantes atrocidades y, sin embargo, los precipicios existen y no están lejos…

     Con todo, hay algo que me resulta aún más desconcertante en las palabras de Jesús. Habla del Padre como de un viñador que ama inmensamente su viña, recogiendo así toda la tradición del AT: «Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas…» (Is 5, 1-2). Pero Jesús añade que “la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje”. He aquí el asombro. ¿Por qué se ausenta el viñador de su viña? ¿Por qué deja en manos de otros lo que más ama? ¿Por qué se hace tan débil y se deja manipular? ¿Qué sentido tiene que arriesgue todo lo que ha plantado, hasta a su propio Hijo? ¿No habría sido más sensato ocupar él mismo la casa del guarda, cuidar las cepas con sus manos? ¿Por qué nos concede una libertad tan radical cuando sabe que caminamos al borde de tantos abismos? Tal vez es tiempo de contemplar al Viñador que se marcha. Porque nos ama. Porque desea disfrutar del buen vino en la mesa con sus labradores, pero sabe que sólo es posible cuando nosotros mismos decidimos entrar en el lagar…




 
  Adri, cmf
[Tomado de www.acompasando.org]

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