jueves, 1 de diciembre de 2011

Estoy a tu puerta y llamo...

     
    El pasado martes 29 los postulantes y estudiantes que formamos este año la Comunidad Formativa Intercultural de Colmenar Viejo nos paramos a la vera del camino para gustar la Vida. Como cada mes, dedicamos el día a hacer un retiro: libres de distracciones y ruidos, de urgencias y prisas, de superficialidades... Tratamos de disponer el corazón para encontrarnos con el Dios del Adviento, que llama cada día a nuestra puerta. Precisamente esta imagen del Apocalipsis en que Jesús llama a nuestra puerta para poder entrar y cenar con nosotros iluminó el retiro. En buena medida, el Adviento es esa vuelta amorosa a la morada interior en la que intentamos descubrir cómo está la puerta de nuestro corazón, cómo es, si a través de ella puede llegar el Esperado...

     Hay puertas anchas y estrechas, altas y bajas, resistentes y delicadas, macizas y transparentes, de par en par y entornadas, también algunas cerradas e incluso giratorias... ¿Cómo es mi puerta, Señor? ¿Cómo puedo hacerla más propicia a tu venida? Y, sobre todo, ¡qué hermoso es saber que no hay dintel que te sea ajeno, que no hay tranquera que te resulte extraña, que -sea como sea nuestra estancia- siempre estás a la puerta y llamas...!

 


"Como no sé cuándo llegará el amanecer,
abro todas las puertas"
 [Emily Dickinson]




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