jueves, 23 de octubre de 2014

Seguir queriendo ofrecer el corazón: renovación de la profesión religiosa

Una antigua canción repite en su estribillo: ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. Para ninguno de nosotros esta experiencia le es ajena. A todos se nos ha regalado el inmenso don de querer ofrecer el corazón. Y quien sabe si a ti también… 

Un corazón que, antes de ser entregado, se ha sabido profundamente amado. Un corazón que desea amar como Él amó. Un corazón que siente pobre, pero que se sabe enriquecido por la llamada a dejarlo todo por el Reino de Dios. Un corazón que busca, por encima de todo, volcarse en las cosas del PadreEn la víspera de la fiesta de nuestro Fundador, San Antonio María Claret, muchos de nosotros de forma especial hemos renovado los deseos de seguir más de cerca a Cristo Señor. Juntos, en comunidad misionera, renovamos nuestra profesión religiosa como Hijos del Inmaculado Corazón de María. Porque sabemos que nada podemos sin Él. Porque sabemos que todo nos viene de Él. Y así, ofreciéndonos en lo pequeño para que otros tengan vida, le recibamos en abundancia. 
 Renovación de la profesión de Charles


Renovación de la profesión de Jobish


Renovación de la profesión de Rayappa


Renovación de la profesión de Jorge
Firma del Acta de Adri
Firma del Acta de Raju


Firma del Acta de Sarin
 
Firma del Acta de Peter

Éste fue el deseo de Claret. Éste fue el sueño que mantuvo despierto su corazón al mundo. Y supo poner nombre a este fecundo proyecto con letras de sangre y fuego: un Hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad, que abrasa por donde pasa
Gracias, Señor, por este tesoro que nos vive. 
Gracias, Señor, por esta llamada a ofrecer el corazón y la vida. 
Gracias, Señor por el deseo de vivir 
   castos, pobres y obediente como Tú. 
Por amor. 
Por el mismo Amor con el que nos llevas a decir sí.




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