viernes, 23 de septiembre de 2011

Reencender el fuego del corazón


Hola amigos:
Me llamo Charles, soy estudiante claretiano. Nací en Caaguazú (Paraguay); hablo, además del castellano, el guaraní, que prácticamente es mi lengua materna de mi querida tierra colorada. Tengo 23 años. Llevo dos meses y pico viviendo en Colmenar Viejo, Madrid (España).

Ejercicios Espirituales Estudiantes de Colmenar y Granada (Los Negrales)

Lo que me gustaría compartir con cada uno de vosotros quienes visitáis este blog es la experiencia que he vivido al comienzo de este mes de septiembre.
Los estudiantes claretianos de Colmenar Viejo y de la Provincia de Bética (que viven en Granada), nos fuimos de Ejercicios Espirituales al inicio de este mes de septiembre, para desconectarnos de la rutina cotidiana y hacer silencio, de modo que todo lo que vamos viviendo tenga su tiempo de reposo y de calado en Dios.
Los Ejercicios Espirituales tuvieron lugar en Los Negrares, bajo la dirección del P. Carlos Sánchez Miranda, misionero claretiano, de la Provincia Perú-Bolivia. El lema que ha guiado nuestros Ejercicios ha sido: “REENCENDER EL FUEGO DEL CORAZÓN.”
“¡Oh Jesús mío!, os pido una cosa que yo sé me la queréis conceder. Sí, Jesús mío, os pido amor, llamas grandes de ese fuego que Vos habéis bajado del cielo a la tierra. Ven fuego divino. Ven, fuego sagrado; enciéndeme, abrásame, derríteme y derríteme al molde de la voluntad de Dios.” (Aut 446). Con esta hermosa, sencilla y profunda oración del P. Claret dábamos inicio a nuestros Ejercicios Espirituales.


  

Creo que el mejor resumen de los contenidos de los Ejercicios Espirituales es la llamada “definición” o “forma del Misionero”, que también escribió Claret: “Un hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y abrasa por donde pasa. Que desea eficazmente y procura por todos los medios encender a todos los hombres en el fuego divino amor. Nada le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias; se alegra en los tormentos y dolores que sufre y se gloría en la cruz de Jesucristo. No piensa sino cómo seguirá e imitará a Cristo en orar, en trabajar, en sufrir, en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de los hombres.” Se halla al frente de nuestras Constituciones, un librito que recoge nuestro programa de vida.
Los temas de los Ejercicios Espirituales han sido muy concretos y sencillos pero a la vez muy profundos. Sólo me cabe una palabra de agradecimiento y reconocimiento por esta experiencia: gracias.
Ya mis queridos amigos me voy despidiéndo, deseándoos mis mejores anhelos para cada uno de vosotros. Y no olvidéis que se necesitan de hombres y mujeres, como tú y yo, que tengan pasión por Cristo, enamorados de Cristo y arraigados en Cristo.
Recibid la paz y el amor de Jesús…

Charles, cmf 

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