domingo, 29 de mayo de 2011

Una experiencia pascual...

     No es fácil establecer una relación con alguien y aún menos mantener dicha relación. En la vida cualquier relación que se construya y no se mantenga se derrumbará. Se necesita una base sólida. Ocurre lo mismo con Dios. Tengo que mantener mi relación con Él. Tengo una gran necesidad de conservar esta relación que un día establecí con Dios. Si no, tarde o temprano la relación se derrumbará.


     Este año tuve la suerte de pasar la Semana Santa en una Pascua contemplativa con unos cuantos estudiantes más de Colmenar y también con algunos laicos. Ha sido la primera vez en mi vida que he tenido la oportunidad de reflexionar y comprobar dónde estoy yo y cómo es mi relación con Él. En tan sólo tres días encontré una gran ayuda para viajar con Jesús y acompañarle durante todo el tiempo de su sufrimiento, muerte y resurrección. Y también he podido dar gracias a Dios por todo lo que tengo. Por otra parte, he podido pensar de qué forma puedo mantener mi relación con Él. A veces estoy muy seguro de que estoy muy cerca de Él pero es sorprendente descubrir que en realidad estoy viviendo también lejos de Él. Este retiro me ha traído de nuevo a la meditación y ha enriquecido mi vida. Siento una mayor conciencia del amor de Dios para mí y que esto es, en mí mismo, un regalo enorme. Desde aquí es más fácil discernir qué es a lo que Dios me está llamando.

Capilla de los Estudiantes Claretianos - Colmenar Viejo

     ¡Dios mío! Gracias por tu amor y por concederme tantas bendiciones en mi vida. ¡Cómo han pasado los años! ¡Cuántas han sido las veces en que la Semana Santa pasó por mi vida pero tal vez no llegué a vivir realmente los sentimientos de estos días, a los que tú me llamabas y me invitabas! Esta Semana Santa te pido que toque mi corazón, transforme mi vida y me ayude a imitar a tu Hijo Jesús. Por favor, háblame y ayúdame a tirar todas las cosas innecesarias para que pueda caminar fácilmente cerca de Ti. Porque lo que realmente vivo a través de la Semana Santa y de la Pascua es una vida nueva, transformada por el poder de Dios y de la Resurrección.

Gabriel Hoang, cmf

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