Hace unas semanas me comentaba una joven de nuestros grupos juveniles que le gustaba mucho una canción. Se llama 'Tú si sabes quererme', de Natalia Lafourcade. Me lo decía con cierta emoción, esa que nos da aquello que encaja con lo que sentimos. Al poco tiempo, busqué dicha canción. Mi sorpresa fue que, al ir saboreando la letra y disfrutando con la música, vino a mi mente el encuentro de la samaritana con Jesús.
Un servidor, que ha querido centrarse en eso de que Dios nos elabore por dentro, descubrió en una canción aparentemente normal toda una declaración de intenciones y de deseos que todos llevamos pegados a la piel. Porque, al final, ¿quién no quiere zambullirse en la experiencia del saber querido, querido de verdad? ¿Y quién, además, espera que no le dejen? Lo complicado, a mi modo de ver, es mantenerse valiente en corresponder al amor que se recibe gratuitamente. Todos somos un poco 'samaritana': inconformistas, cambiantes, titubeantes, pero anhelantes de algo más. Y todos, aunque suene pretencioso, buscamos a Aquel que nos diga que nos ofrece un agua viva, que brote de nuestro centro, que salte a la vida eterna.
Pues ahí nos seguimos viendo en el brocal del pozo con la samaritana y Jesús. Ahí, con nuestros cansancios y con nuestros deseos. Ahí, esperando ese espacio de libertad y confianza donde nos quieran como nos gusta, como necesitamos y esperamos... siendo valientes en corresponderle.
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