domingo, 21 de diciembre de 2014

¡Alégrate! Porque Él lo hizo posible...

Irrumpió en su historia
Alegró su rostro
Encontró gracia en ella


Acompañó su espera
Fortaleció su silencio
Afirmó su respuesta 

Multiplicó su existencia
Engrandeció su horizonte
Y llevó la Palabra en ella
¡Hizo posible lo imposible!

«... y la dejó el ángel» 
[Lucas 1, 38]


domingo, 30 de noviembre de 2014

De la nueva espera... ¡Feliz Adviento!


Comenzamos este tiempo del Adviento, marcado por la espera y el deseo, la alegría sencilla del que llega y la torpeza de nuestros empeños. Y en medio de esto, la invitación de la Iglesia a celebrar el «Año de la Vida Consagrada»



Para todos nosotros es una oportunidad para recordar y agradecer nuestra vocación. También para revelar la Belleza escondida de nuestro sí a un proyecto tan grande, tan apasionante, tan de Dios... y proponérsela a aquel que está buscando un amor más grande. Merece la pena y la alegría esperar al que esperamos, al Amado. A Aquel que viene - siempre viene - incluso para quien no le espera...



Ojalá que en este tiempo de nueva espera atisbemos la alegría de «un Amor que lo alborea todo»...

¡Feliz tiempo de espera!
¡Feliz Adviento!


 

Soneto de la nueva espera


Hay un tropel de vírgenes en vela
y un centinela ronda cada esquina,
faros alerta, si por mar arribas;
desbrozadas las sendas, si por tierra.

Ojos alzados, manos en faena,
lámparas de salón: ¡todas prendidas!
Luz que no alumbra: pareciera día
de tanta convicción con que te esperan. 

Mas Tú escogiste el cauce del asombro,
inaudito rincón, la carne humana,
el seno de la noche y el desdoro.

Tu Rostro más acá de nuestros modos.
Todo el afán del mundo no bastara
para un Amor que lo alborea todo.





domingo, 23 de noviembre de 2014

Yo mismo volveré...


Yo mismo volveré,
vendré a buscaros.
Vendré como pastor a mi rebaño,
como buen capitán a mi velero,
como esposo al hogar en que le esperan,
como rey a su reino.
Volveré como Amor, como vocero,
como Dios pregonado y pregonero.
Y mis ojos cuajados de emoción:

¡Entra en el gozo de tu Señor!

Vendré como me fui,
vendré por vuestras sendas.
Por donde el mundo tiene sus heridas,
por donde el hombre busca la belleza.
Volveré por las cumbres, por los valles,
por los rincones donde no se os ve,
por las esquinas donde se os encuentra.




Pero vendré con un nuevo color,
con pasos nuevos,
con el gozo del Padre que os aguarda,
que os llama en el Espíritu a su Reino,
que os ve venir de lejos
a los arrepentidos, a los atribulados,
a los que habéis servido
aun cuando hayáis fallado;
que sale apresurado, ¡atropellado!,
con el abrazo pronto
y el beso preparado.


Vendré con la pasión en el costado, 
con los nombres sellados en las manos,
el rostro luminoso de tan enamorado,
el cuerpo del madero cubierto por la luz,
el grito de la cruz tornado en canto.


Os abriré las puertas atrancadas,
ensancharé las sendas tan angostas,
liberaré de carga las espaldas.
Y con timbre de fiesta escucharéis mi voz:

«Ven a tu casa, amigo, ven por gracia,
ven a morar donde mi reino acampa,
por tu acogida, por mi misericordia,
por puro don del Padre que me quiere,
por puro don del Padre que nos ama».


Yo mismo volveré,
vendré a buscaros.
Vendré como pastor a mi rebaño,
como buen capitán a mi velero,
como esposo al hogar en que le esperan,
como rey a su reino.
Volveré como Amor, como vocero,
como Dios pregonado y pregonero.
Y mis ojos cuajados de emoción:

¡Entra en el gozo de tu Señor!

Amén.
 




viernes, 24 de octubre de 2014

¡Feliz deseo de fuego!


Un fuego que sea capaz de arder un corazón que a pesar de sus heridas, de sus desgastes, de sus divisiones, quiere entregarse del todo. 
Así fue el corazón de Claret, un corazón abrasado. 

Así quiere ser el nuestro: un corazón que desee, a pesar de todo, amar como Él amó. Y todos unidos por una misma vocación, una misma llamada y un mismo sueño: hacer del evangelio nuestra vida.
¡Feliz fiesta de San Antonio María Claret!
¡Feliz deseo de fuego!

jueves, 23 de octubre de 2014

Seguir queriendo ofrecer el corazón: renovación de la profesión religiosa

Una antigua canción repite en su estribillo: ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. Para ninguno de nosotros esta experiencia le es ajena. A todos se nos ha regalado el inmenso don de querer ofrecer el corazón. Y quien sabe si a ti también… 

Un corazón que, antes de ser entregado, se ha sabido profundamente amado. Un corazón que desea amar como Él amó. Un corazón que siente pobre, pero que se sabe enriquecido por la llamada a dejarlo todo por el Reino de Dios. Un corazón que busca, por encima de todo, volcarse en las cosas del PadreEn la víspera de la fiesta de nuestro Fundador, San Antonio María Claret, muchos de nosotros de forma especial hemos renovado los deseos de seguir más de cerca a Cristo Señor. Juntos, en comunidad misionera, renovamos nuestra profesión religiosa como Hijos del Inmaculado Corazón de María. Porque sabemos que nada podemos sin Él. Porque sabemos que todo nos viene de Él. Y así, ofreciéndonos en lo pequeño para que otros tengan vida, le recibamos en abundancia. 
 Renovación de la profesión de Charles


Renovación de la profesión de Jobish


Renovación de la profesión de Rayappa


Renovación de la profesión de Jorge
Firma del Acta de Adri
Firma del Acta de Raju


Firma del Acta de Sarin
 
Firma del Acta de Peter

Éste fue el deseo de Claret. Éste fue el sueño que mantuvo despierto su corazón al mundo. Y supo poner nombre a este fecundo proyecto con letras de sangre y fuego: un Hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad, que abrasa por donde pasa
Gracias, Señor, por este tesoro que nos vive. 
Gracias, Señor, por esta llamada a ofrecer el corazón y la vida. 
Gracias, Señor por el deseo de vivir 
   castos, pobres y obediente como Tú. 
Por amor. 
Por el mismo Amor con el que nos llevas a decir sí.




domingo, 12 de octubre de 2014

Invitas tú, mi rey...

 

Invitas tú, mi rey. 
Invita el Dios altísimo. 
La boda es la del Hijo. 
Tu Hijo muy amado.
Y sales sin temor a los caminos 
por llamar a los tuyos, 
por buscarme. 


¿Dónde estaré cuando tu Reino venga, 
cuando suenen de nupcias las campanas? 
¿Seré de los que nunca te esperaron, 
cansados de veredas sin destino?
¿Seré de los que están tan ocupados 
que ni para gozar hallan respiro? 
¿Tendré con qué llegarme a tu banquete 
o vestiré jirones de tristeza? 
¿Sabré quién es tu Hijo -¡tu Hijo!- 
cuando vengas? 

Si vinieras, rey mío, si vinieras. 
Si quisieras tenerme en tus moradas, 
trae contigo también mi traje de alegría, 
los ojos de mi fe, 
los labios de mi sí. 
Trae tú mi gratitud 
que yo soy débil, 
que no siempre percibo 
la invitación 
a entrar en tus amores. 
No sea que prepares tú las bodas 
y no prepare yo mi corazón, 
no sea que me esperes y no encuentres 
más que un hombre perdido, 
cegado, 
resentido, 
cubierto entero de polvo del camino, 
sordo a la fiesta, 
inútil para el baile, 
harto de pan, 
rendido de miseria, 
incapaz del olor de tus perfumes, 
de la luz de tu faz, 
del gusto de tus vinos. 


Si vinieras, rey mío, si vinieras, 
si quisieras tenerme en tus moradas, 
que con tu invitación venga también tu mano 
-mano firme, suave mano-, 
que me lleve a tu mesa sin dudarlo… 
Amén. 

domingo, 29 de junio de 2014

¡Feliz verano!

Del Corazón de Jesús al Corazón de María.
Del Corazón de María al corazón de los apósotles.
Del corazón de los apóstoles al corazón de Claret.
Del corazón de Claret al corazón de sus hijos.


De todo corazón... ¡FELIZ VERANO!
Con Dios en el corazón,
 con el corazón en Dios.


domingo, 22 de junio de 2014

Fin de curso 2014... ¡Gracias!

     Pues sí. Ya ha llegado el final de este curso intenso y en esta comunidad formativa intercultural hemos querido festejarlo con una buena misa y una buena mesa la víspera de la solemnidad del Corpus Christi. Claretianos, familiares y amigos nos han acompañado para dar juntos gracias a Dios por este año y para despedir a nuestro hermano Gabriel, que ha concluido con éxito sus estudios de teología aquí en España y regresará en unos días a su Vietnam natal para continuar su camino misionero.
     Muy agradecidos por lo mucho bueno compartido y deseando que sigamos creciendo en la fe y en el compartir, aquí os dejamos unas fotos cargadas de alegría. Y deseamos a Gabriel una feliz e intensa vida misionera: que María te siga acompañando y vele por ti cada uno de los días de tu vida.
     ¡Buen viaje!













     Y de un hermano que se marcha a otro que no hace mucho comenzó su andadura con nosotros... Aunque la Semana Santa queda un poco lejos, hoy, solemnidad del Corpus Christi, revivimos con especial intensidad el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Por eso queremos traer aquí el testimonio que Carlos Puerto escribió a raíz de su experiencia en la Pascua contemplativa, celebrada en Colmenar durante el triduo pascual de 2014. Le agradecemos sus palabras y pedimos al Señor que en este día renueve nuestro deseo de alimentarnos de su entrega y de vivir entregados a quienes sufren hambre y sed de caridad. ¡Feliz día del Corpus!:

     "Tradicionalmente, la Semana Santa ha sido para mí un momento de Fe compartida, de vivencias comunitarias y servicio, sobre todo servicio (en especial los últimos años). Hasta tal punto que, en muchos casos, no fui capaz de tomar conciencia de lo vivido y, puesto que el “retorno a Galilea” nunca es tranquilo, más de un año pasó sin que fuera capaz de vivir el misterio.
     Este año he de reconocer que el miércoles me pilló de improviso. Aunque era consciente de la fecha, echaba en falta el ritual previo a tan señaladas fechas: adecentar la casa, preparación de materiales, confirmación y distribución de participantes…
     No obstante, llegó el miércoles y con él el silencio; el encuentro con Jesús, sin intermediarios, sin distracciones ni obligaciones. Él y yo solos, en un cara a cara.
     Y es que esa es la clave de la Pascua Contemplativa, el encuentro íntimo con Jesús, profundizando en la experiencia de Él en mi vida, sintiendo y consintiendo su Amor y desempolvando mi interior para descubrir las heridas que creía curadas a fuerza de ignorarlas.
     Han sido días de descubrirme en Él y descubrirle en mí, de centrar mi vida, de tomar conciencia de lo que vivo, cómo lo vivo y porqué lo vivo. Tiempo de intimidad y reencuentro en el silencio. De acogerle, acogerme y aceptarme. De sentir la mirada amorosa del Padre y redescubrir el sentido de la entrega.
     Este año he tenido la suerte de poder sentarme a la mesa y escuchar a Jesús, cediendo el papel de Marta a otros en contra de mi “tendencia natural”. Y al hacerlo, al contravenir mi predisposición al servicio para confrontar mi intimidad con Dios, he podido ver rincones que desconocía (o había decidido ignorar).
     Supongo que volverán a pasar años antes de que pueda disfrutar de una Semana Santa semejante; a fin de cuentas, nuestra Fe nos urge a la entrega. Pero conviene, de tanto en cuanto, plantearse una Pascua distinta; profundizando en el misterio, en silencio, contemplando el milagro y dejando que tome forma en nosotros".

[Carlos Puerto]



domingo, 4 de mayo de 2014

Estando Tú...



Ardiendo el corazón,
los ojos ciegos.
Tú a nuestro lado.
Tú.
Tú aquí de nuevo.
Tu viento entre las brasas...
¡Vivo Fuego!

Camino del Amor,
camino abierto.
Salir a caminar aunque haya duelo,
aunque pesen los pies y calle el cielo.
Dejarse acompañar
por el sendero.

Silencio del Amor,
silencio abierto.
Escuchar un rumor aunque esté lejos,
aunque sobren palabras y consejos.
Dejarse cultivar
por el maestro.

Mantel para el Amor,
mantel abierto.
Compartir el cenar aunque haya tedio,
aunque falte el sabor y el vino bueno.
Dejarse conducir
hasta el madero. 


La vida entristecida se despeja
aunque la carga sigue
y sigue el miedo.
Su sombra con nosotros, cada día;
tu Luz contra las sombras cada encuentro.
Estando Tú tan cerca,
Tú tan dentro,
¿quién nos apartará
del alto sueño?

Ardiendo el corazón,
los ojos ciegos.
Tú a nuestro lado.
Tú.
Tú aquí de nuevo.
Tu viento entre las brasas...
¡Vivo Fuego!

Amén.



Lee aquí las lecturas del domingo...