El jueves 29 de septiembre empezaron su andadura con nosotros cinco nuevos hermanos. Con una sencilla eucaristía, los cinco -venidos de diferentes partes del mundo- daban un paso más para responder al Señor como misioneros claretianos. Iniciaban así una etapa primera de la formación que llamamos postulantado. José, Antonio, Kiko, Jorge y Denís convivirán con los estudiantes en esta comunidad intercultural de Colmenar Viejo. Desde aquí, les deseamos que esta tiempo sea para ellos de encuentro profundo con el Dios que les llama y con los hermanos que trataremos de acompañarlos. Y les damos la palabra, para que puedan compartirse también en este blog. Aquí tenéis el testimonio de tres de ellos... ¡Enhorabuena!
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De izquierda a derecha: José (Monzón), Denís (Rusia), Antonio (Salamanca), Kiko (China) y Jorge (Segovia) |
UN TESORO QUE ME VIVE...
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P. Luis Ángel (formador) y Jorge |
Que el
Amor de Cristo urja en el corazón es un gran motivo que agradecer a Dios.
Querer enraizarnos más en Él para ser fecundos, también. Que reconozcamos el
impulso de su Espíritu para comenzar una grande obra, también. Ayer tuve la
oportunidad de celebrarlo en esta casa de Colmenar Viejo, en mi nueva casa.
Ayer inicié, junto a otros cuatro hermanos, el Postulantado en los Misioneros
Claretianos. Éste es el primer paso que uno da antes de iniciar la vida
religiosa, la vida misionera. Un tiempo de preparación, formación, oración y
discernimiento para descubrir si realmente el querer de Dios es que seamos Hijos
del Inmaculado Corazón de María, Misioneros Claretianos. Llamada que me ha
llevado a este compromiso.
José,
Antonio, Kiko, Denís y yo, Jorge, éramos invitados a ser cada vez más de Él, empapándonos de su Presencia como hizo
María, profundizando en la oración y en la vida comunitaria. Quizá no llegue a
expresar con exactitud la alegría y la emoción que sentí y que todavía ahora se
prolongan. Desde mi adolescencia siento que Dios se ha ido haciendo presente en
mi vida desde su profundo Amor. Amor que ha aparecido en todos los lugares en
que he vivido, en las distintas personas con quienes he compartido el camino y
en aquellos momentos en que menos lo esperaba. Tanto Amor derramado ha
encendido en mí el deseo de derramarme por entero. Saberme así ha hecho que mi
vocación se convierta en un tesoro: el de entender que existo porque Él me
nombra, que soy yo mismo por Él. Esto es lo que quise compartir ayer, quizá torpemente,
en la celebración.
Durante
la Eucaristía, el P. Manuel Tamargo, Superior Provincial de Santiago, nos
entregó la misma Biblia con la que cada uno hemos orado y meditado durante los
últimos años. La Palabra que ha sido testigo de nuestro camino vocacional nos
era devuelta para seguir abriéndonos desde ella a la voluntad de Dios. Tras
este gesto, nuestros formadores, el P. Luis Ángel y el P. José Ramón nos
regalaron el llamado icono de la Vid de la Vida. Para que orando con este icono
sepamos echar raíces en la Congregación que nos acoge y, sobre todo,
arraiguemos nuestra vida en Cristo. Sintiéndonos sarmientos, como los
discípulos, podremos reconocer que, sin Él, sin la Vid Verdadera, nada somos y
nada podemos. Por último, delante de la comunidad convocada a esta Fiesta de la
Vida Misionera, firmamos (ya como Postulantes del Corazón de María) la
declaración personal del Postulante. En ella se recoge nuestra intención de
iniciarnos algún día en la vida misionera claretiana, si así es el querer de
Dios.
Nuestro deseo ahora es que desde la apertura a su
Palabra, la oración asidua y la vida comunitaria, encontremos la voluntad de
Aquel que nos ha llamado a seguir a Cristo. Doy gracias a Dios por este tiempo
que inicio con ilusión y esperanza junto a los hermanos que forman mi
comunidad. Espero que, dejándome hacer, Él sea capaz de llevarme hasta donde
quiera… y siempre.
Jorge Ruiz
29 DE SEPTIEMBRE DE 2011
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P. Luis Ángel y Kiko |
Before
writing this reflection, I have just read two letters from my friends. In those
two letters both my friends asked me the same question, “CJ, are you really hundred
percent sure this will be your life?” I answered them, “Yes, I am sure, but I
do not know what about tomorrow or the day after tomorrow.” Actually, I have asked
myself this question many times before. I believe that many others have asked themselves
this question as well, not only those who have a missionary vocation, but also
those who are married or are called to a single life. I clearly remember when I
first fell in love with my girlfriend. After a passionate period, I started
asking myself, “Is she really the one I love?” I realized the answer only after
many years later – yes, she was the only one I really loved, cared for a lot and
for whom I suffered a lot. And today I repeat my initiation to the postulancy here
in Spain. During the mass and when I read those letters of my friends, I also asked
myself, “Is this really what I want? After all that had happened, I came back again.
God, is this what you really want me to do?” The answer at that moment was
“Yes.” I really want to hear more words from him, but the answer is still only one
word – “Yes.” I understand that there is not any need for too many words, in fact,
because some answers do not need be said with a lot of words. God never speaks
useless words because he is God and he has called me for no reason at all. It
is not because I am handsome (honestly, I am not so handsome), or because I am bad,
or good; it is just because he loves me, that’s it.
Vocation really is a
very good gift from God, and the relationship between God and us is like
between one person and another, which needs nurturing and mutual cooperation. I
am happy that five of us celebrated our initiation into the postulancy in
autumn, which is the season for harvest. We know that we are not perfect crops,
that is why we need the nourishment from God and from everyone’s prayer. Though
soon we will welcome the cold of winter, after which will also come the
freshness of spring and the heat of summer, we believe that God has a perfect
plan for everyone of us. Amen!
Kiko
UNA NUEVA ETAPA EN MI VIDA
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P. Luis Ángel y José. De frente, icono de la Vid y los sarmientos |
El
pasado 29 de septiembre, fiesta de los santos arcángeles, celebramos la
eucaristía, que es acción de gracias, por la admisión al postulantado de José, Antonio, Kiko, Jorge y Denís. En la
líneas siguientes voy a explicar lo que es para mí la vocación que he elegido. Pensaba que la vocación era un camino recto sin
problemas pero me equivoqué. La vocación es un camino costoso en el cual nos
tenemos que dejar ayudar por Dios y por los que tenemos alrededor. La vocación
es un regalo que Dios nos da para poderla transmitir a los demás y poder hacerles felices. La vocación es tener confianza en Dios, en su amor y tener fe en
él y en los hermanos.
Esta nueva etapa de mi vocación la comienzo con los
misioneros claretianos y lo hago porque en ellos he visto dos cosas
fundamentales para empezar a vivir esta etapa de postulantado: la comunidad, donde poder compartir mis alegrías, penas, problemas…, para poder seguir este
camino y donde me puedo apoyar para sacar las cosas adelante. Y el carácter
misionero de ayudar a los que más lo necesitan, que en esta etapa de
postulantado supone estar atento a las necesidades de las comunidades de
claretianos de Colmenar para poder saber valorar lo que es la fraternidad y la
solidaridad. Espero aportar muchas cosas para caminar esta senda que he
empezado, en la cual deseo empaparme de mis hermanos de comunidad y de la
Palabra de Dios como fuente de mi vida para llevar a cabo mi vocación.
José Salgado