P. Mariano Avellana |
Me llamo Mariano Avellana Lasierra, misionero claretiano. Soy de Aragón, nací cerca de Huesca. Fui misionero incansable de Chile. Mi lema de vida será: ser santo o pedirle a Dios que me envíe la muerte, porque el que no vive para servir a las demás, como hacen los santos, no sirve para vivir. La gente dice que tengo un porte noble, cabello pajizo y voz de trueno. Mi propia naturaleza me llamaba a vivir la vida de la manera más cómoda posible pero escuché las palabras secretas que Dios desliza en las orejas de aquellos que lo buscan en serio y decidí vivir mi vida para los demás.
Aquí os pongo una parte de la carta que escribí desde Chile a una prima mía: «Me parece oportuno hablarte de la fidelidad a la vocación; de aquí proviene todo nuestro aprovechamiento en la virtud. Pon tu mirada en Dios; háblale a Él con toda sencillez y amor; haz las cosas por amor a Él y no por contentar a la gente; no te apegues a parientes o amigos ni a la reputación de nobleza, hermosura, talento… Vive la vida interior».
En tiempos de dificultad, yo digo aquella máxima de Sta. Teresa: «nada te turbe, nada te espante»: ¡Qué fortaleza me ha dado! Cuando nuestro querer no tiene por objeto el honor de Dios y el servicio del prójimo, sino que mira hacia nosotros mismos, no es la voluntad del Señor. Amar y servir a Jesucristo en la persona del papa de Roma y en igual intensidad en la del mendigo de la calle.
Cuando enfermé sólo le pedía una cosa a Dios, insistentemente: que me permitiera volver a predicar y que la hora de la muerte me encontrara en un hospital de pobres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario