Con cada albor te rindo mis deseos.
Donde te dije «sí»
hoy digo «espero»:
al eco de tu voz que me acompaña
lanzo mi vuelo.
En cada albor me postro ante tu sueño.
Por si vuelve tu luz,
fanal me vuelvo;
por si ha llegado el tiempo de hospedarte,
abro mis fueros.
Con cada albor humildemente ruego:
si te puedo servir,
he aquí mi esmero.
Si puedo hacerme cauce de tu don,
ser cauce quiero.
En cada albor mi pobre vida elevo.
Levantado hacia ti,
a ti me entrego:
el corazón que Tú mismo forjaste
tómalo entero.
Con cada albor alegre me despierto;
gozoso como el sol,
mi vientre lleno:
de leche y miel alumbras mis entrañas,
remece el seno.
En cada albor sondeo los oteros:
peregrino hacia ti;
de ti, romero.
En busca de un pesebre van mis pasos,
Niño andariego.
Con cada albor te rindo mis deseos.
Donde te dije «sí»
hoy digo «espero»:
al eco de tu voz que me acompaña
lanzo mi vuelo.
Donde te dije «Amén»
digo «te quiero».
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