domingo, 10 de marzo de 2013

Volver...


Sales cada mañana al umbral de tu casa.
Oteas el horizonte aguardando a tus hijos.
Añoras al menor...
          Se fue, insensato, despreciando tu gracia.
Añoras al mayor...
          Salió, diligente, para sembrar tus prados,
          mas también vive lejos, muy lejos,
          mora perdido:
          el corazón ajeno, el rostro altivo,
          más allá de tu amparo,
          de tu abrigo.
A los dos los esperas con tu abrazo...
          Nos esperas.

Quizá yo vuelva roto de un país lejano.
Quizá venga soberbio de roturar tus campos.
El mismo soy, aquí me encuentro.
El dolor y el amor de vivir
me han traído hasta ti,
hasta tu nido,
          al calor de tu casa,
          al albor de tus besos,
          al primer fulgor del amor rendido.

Quizá sí.
Quizá estemos volviendo.

Quizá vivir no es irse, no es marcharse,
no es andar ¡decidido! hacia delante,
dejando todo, todos a la espalda.
Quizá estemos volviendo,
desde siempre...
Quién lo sabe...

Regreso a nuestra patria,
          a nuestro puerto,
          a lo que conocemos.
Retorno a nuestra tierra,
          a nuestro suelo,
          a lo que ya sabemos.
Pero volviendo siempre
          sobre horizonte nuevo,
          sobre paisaje virgen,
          sobre sendero abierto...
Volviendo sin volver
pero volviendo.
Con la esperanza en pie
y tu promesa al viento.

Porque siempre al volver
nos esperan tus brazos, tus temblores,
          tu río desbordado, borbotones,
          el brillo de tus ojos, tus excesos,
          el perdón con que vistes nuestros ruegos.

Hay alguien siempre en pie
soñando mi regreso.
Allí estás tú.
Allí, tu encuentro.
Yo, torpemente, vengo;
Tú me alcanzas.
La vuelta fatigosa se hace danza.
El arduo caminar halla sosiego.

Y yo imploro llorando.
Y Tú, llorando, acoges.
El Amor.
Todo se torna anchura, pródigo Padre.
En todo sobreabundas, Padre mío.
Todo es volver
          como al mar vuelve el río,
          como al agua el sediento,
          como vuelve mi afrenta a tu perdón,
          como regresa el siervo malherido,
          como el bajel a tierra,
          como al pecho los niños,
          como abeja al panal,
          como tus hijos...

Quizá sí.
Quizá estemos volviendo
-Tú en el umbral-
          al abrazo más hondo de tu ternura,
          a la ternura más honda de tu abrazo...
Vueltos los dos, del todo,
como tus hijos...

Amén.



4 comentarios:

  1. Bellisimo poema. Podría ser un profundo comentario del evangelio de hoy. Impresionante eso de "Volviendo sin volver pero volviendo. Con la esperanza en pie y tu promesa al viento." Eso es
    nuestro caminar por la vida como peregrinos hacia casa.

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  2. Quizá sí.
    Quizá estemos volviendo.

    Guiados por la añoranza
    de tu rostro,
    por la nostalgia honda
    que nace con nosotros,
    y crece al recordar
    recuerdos de un hogar
    que todavía, quizá, no conocemos.

    Quizá sí.
    Quizá estamos volviendo.

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  3. Gracias, Ángel y Martín.

    Ojalá las palabras nos ayuden a caminar volviendo,
    volviendo hacia la Patria,
    hacia el Hogar,
    cuyo limpio olor se nos quedó
    prendido en el Espíritu,
    como perfume derramado
    para seguir volviendo.
    Quizá sí.
    Quizá estemos volviendo.

    Gracias.

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