A ti, que ahora caminas con determinación,
los pasos firmes, levantados los sueños
al mañana.
A ti que vas vagando a tientas, desnortado,
sin saber dónde, cuándo, ni cómo llegarás
a tu final.
A ti te está buscando tu Señor,
-el gesto compasivo, la mano pronta-
para llevarte con Él, con Él
hacia la Vida.
Cierra los tristes ojos en su alta confianza,
abre los ojos ciegos a su radiante rostro,
entra en el fiel abrazo
del perdón.
Prepara tus espaldas,
que está soplando el viento,
que el Espíritu empuja hacia el desierto,
donde esperan tus miedos para ser abatidos,
donde aguardan sus ángeles para poder servirte,
servirte a ti, amigo del Amado, amigo
tomado de su mano,
llevado de su amor.
A ti que has escuchado su voz en esta tierra
y la voz de la tierra donde la muerte ha muerto,
a ti te está llamando su voz desde la cruz,
su voz hacia la Vida…
¡A ti te está buscando!
¡A ti te está esperando tu Señor!
Amén.