sábado, 9 de junio de 2018

¡Guárdanos en tu Corazón, Madre!

   
   
   Los Misioneros Claretianos celebramos hoy la Solemnidad del Inmaculado Corazón de María. Desde los orígenes de nuestra fundación, la imagen de María y de su Corazón Inmaculado ha dado ese tono especial a nuestra forma de ser y estar en el mundo. 
   Decir «Corazón de María», es referirse a toda la persona de María, a su ser más íntimo e interior. Ya desde la tradición de Israel se entendía el corazón como el centro del querer y de la voluntad, de la memoria y el entendimiento. En el corazón se discierne lo más oportuno para cada uno de nosotros: es el lugar especial de Dios para desvelarnos su voluntad. 
   Su corazón, el de María, totalmente abierto a la acción de Dios, late al ritmo de la gracia: la «toda llena de gracia» es nuestro modelo. Ella, receptora de la Palabra en su corazón, pudo ser Madre de Dios en sus entrañas. Y, desde entonces, toda su vida gira en torno al Misterio de Dios: en marcha por las regiones de Israel, contemplando lo que ocurre en aquel portal de Belén, atenta en la fiesta de bodas y a la escucha de las palabras de su Hijo. Y aún más: entera al pie de la Cruz, esperanzada a la puerta del sepulcro, orante y enviada en Pentecostés. 
   A María le pedimos por cada uno de nosotros en nuestra formación. Que la fragua de su pecho nos enseñe a ser cada día generosamente apasionados; que la prontitud de su mano nos lance como saetas al mundo, a lo más urgente, oportuno y eficaz. 
Madre, aquí tienes a tus hijos. Fórmanos. Envíanos. Habla por nosotros. Ama por nosotros. Para la mayor gloria de Dios y la salvación de todos.